domingo, 21 de febrero de 2010

Pagina 5


Cid mirándome susurró –He estado agotándole todo el rato- Cid me miro mal y entendí que era cierto, aquel ser había estado luchando contra el pero, en verdad, no tardé tanto en tomarme mi cerveza. Por lo que para mi viaje, Cid se convirtió en una fuerza a tener en cuenta.
Mi momento de distracción fue aprovechado justamente por mi enemigo, propinándome un puñetazo en la cara, mandándome varios metros hacia atrás volando, chocando contra la fuente de la plaza y haciéndome perder la consciencia tras ello.
La fuente estaba destrozada y lo único que se veía era una inmensa nube de polvo ocultando mi figura mientras que mi cuerpo, aun habiendo perdido la consciencia se levantaba como si todavía lo controlase.
Mis ojos se abrieron dejando una mirada vacía y perdida que al poco se tornaba negra y oscura mientras el viento comenzaba a deshacer la nube de polvo.
Sus ojos se mostraban rojo furia mientras que los míos se tornaban negro y amarillo dorado, mostrando un lado difícilmente creíble tanto para Cid como para el resto.-Prepárate, pues te espera el olvido.- Mis pies pronto se separaron del suelo, mostrando un aura oscura a mi alrededor, con un ligero toque de odio y a la vez clemencia.
-No doy crédito a lo que ven mis ojos.- Alegó Cid mientras mi rostro no mostraba ninguna emoción, solo indiferencia mientras me acercaba a aquella mole, la cual retrocedía aterrorizado por lo que podía hacerle.-No escaparas tan rápido.- Una de mis manos lo señalo mientras un pequeño rayo apuntaba a su cabeza mientras que otros dos que salieron de ambos ojos señalaban su cuerpo, uno simplemente lo tocaba, y el otro lo atravesaba, los tres rayos eran negros, casi opacos.
-No mereces perdón.- Tras ello, el libro apareció en mis manos, abriéndose solo y viendo como varias palabras salían para acabar desapareciendo de la nada, a la vez que el cuerpo de aquel hombre monstruosamente grande.
-¡No! ¡Piedad, Os lo ruego!- Sus palabras, vacías de lamento pero a la vez llena de tantas emociones negativas que yo odiaba no significaba nada, su vida llegaría a su fin en poco, yo solamente adelantaba el proceso de expiación y destrucción.
Su voz se perdió totalmente en el olvido mientras yo descendía al suelo, cayendo por la debilidad, aunque gracias a Cid no llegue a caer.-Necesito dormir-No sabía ni lo que había hecho, pero estaba demasiado cansado como para moverme ni un centímetro, por lo que Cid cargo conmigo a las afueras de la ciudad montando un campamento para pasar la noche.
No sabía cuanto tiempo pasó, tampoco sabía donde estaba, solo podía saber que era de noche por el cielo azul marino que sobre mi se posaba.-Cid…- Pronuncie levemente como un susurro.- ¿Cuánto tiempo he dormido?-Cid se sorprendió cuando desperté, tanto que se aseguró de que no era una ilusión pellizcándose, por lo que yo le di un motivo para saberlo y le di un puñetazo en la cabeza, lanzándolo contra el suelo de cabeza.
-¿Se aclararon ya tus dudas?- Pregunté en un tono molesto mientras volvía a preguntar-En serio, ¿Cuanto tiempo llevo dormido?- Cid se levanto lentamente medio atontado pero aun así era capaz de hablar-Llevas durmiendo una semana desde lo que hiciste.- ¿Desde lo que hice? No recordaba nada, solamente que aquel tipo me lanzo un golpe y a partir de ahí creo que acabe en el suelo, pero para asegurarme invoque el libro, observando las líneas pero era extraño, todo lo referente con aquel tipo desapareció como si ni siquiera lo hubiera escrito.
No podía creerlo, un escalofrío recorrió mi espalda, haciéndome temblar levemente. Parecía que a pesar de haberlo creado todo, no me había preocupado de mis propias habilidades, dejando algunas en un ligero letargo el cual estaba llegando a su fin, despertando una bestia que siempre he albergado según parecía.
No pensé en quedarme la noche tumbado.-Debemos continuar- Comente levantándome, aun dolorido mientras Cid me seguía. No era momento de parar y menos todavía cuando sabía que tras la pelea seguramente todos los caza recompensas vendrían a nosotros como los buitres a la carroña.
Por ahora Cid había conseguido ocultarnos bien, pero no se puede ocultar siempre, cada vez pueden buscar más concienzudamente.

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Cid mirándome susurró –He estado agotándole todo el rato- Cid me miro mal y entendí que era cierto, aquel ser había estado luchando contra el pero, en verdad, no tardé tanto en tomarme mi cerveza. Por lo que para mi viaje, Cid se convirtió en una fuerza a tener en cuenta.
Mi momento de distracción fue aprovechado justamente por mi enemigo, propinándome un puñetazo en la cara, mandándome varios metros hacia atrás volando, chocando contra la fuente de la plaza y haciéndome perder la consciencia tras ello.
La fuente estaba destrozada y lo único que se veía era una inmensa nube de polvo ocultando mi figura mientras que mi cuerpo, aun habiendo perdido la consciencia se levantaba como si todavía lo controlase.
Mis ojos se abrieron dejando una mirada vacía y perdida que al poco se tornaba negra y oscura mientras el viento comenzaba a deshacer la nube de polvo.
Sus ojos se mostraban rojo furia mientras que los míos se tornaban negro y amarillo dorado, mostrando un lado difícilmente creíble tanto para Cid como para el resto.-Prepárate, pues te espera el olvido.- Mis pies pronto se separaron del suelo, mostrando un aura oscura a mi alrededor, con un ligero toque de odio y a la vez clemencia.
-No doy crédito a lo que ven mis ojos.- Alegó Cid mientras mi rostro no mostraba ninguna emoción, solo indiferencia mientras me acercaba a aquella mole, la cual retrocedía aterrorizado por lo que podía hacerle.-No escaparas tan rápido.- Una de mis manos lo señalo mientras un pequeño rayo apuntaba a su cabeza mientras que otros dos que salieron de ambos ojos señalaban su cuerpo, uno simplemente lo tocaba, y el otro lo atravesaba, los tres rayos eran negros, casi opacos.
-No mereces perdón.- Tras ello, el libro apareció en mis manos, abriéndose solo y viendo como varias palabras salían para acabar desapareciendo de la nada, a la vez que el cuerpo de aquel hombre monstruosamente grande.
-¡No! ¡Piedad, Os lo ruego!- Sus palabras, vacías de lamento pero a la vez llena de tantas emociones negativas que yo odiaba no significaba nada, su vida llegaría a su fin en poco, yo solamente adelantaba el proceso de expiación y destrucción.
Su voz se perdió totalmente en el olvido mientras yo descendía al suelo, cayendo por la debilidad, aunque gracias a Cid no llegue a caer.-Necesito dormir-No sabía ni lo que había hecho, pero estaba demasiado cansado como para moverme ni un centímetro, por lo que Cid cargo conmigo a las afueras de la ciudad montando un campamento para pasar la noche.
No sabía cuanto tiempo pasó, tampoco sabía donde estaba, solo podía saber que era de noche por el cielo azul marino que sobre mi se posaba.-Cid…- Pronuncie levemente como un susurro.- ¿Cuánto tiempo he dormido?-Cid se sorprendió cuando desperté, tanto que se aseguró de que no era una ilusión pellizcándose, por lo que yo le di un motivo para saberlo y le di un puñetazo en la cabeza, lanzándolo contra el suelo de cabeza.
-¿Se aclararon ya tus dudas?- Pregunté en un tono molesto mientras volvía a preguntar-En serio, ¿Cuanto tiempo llevo dormido?- Cid se levanto lentamente medio atontado pero aun así era capaz de hablar-Llevas durmiendo una semana desde lo que hiciste.- ¿Desde lo que hice? No recordaba nada, solamente que aquel tipo me lanzo un golpe y a partir de ahí creo que acabe en el suelo, pero para asegurarme invoque el libro, observando las líneas pero era extraño, todo lo referente con aquel tipo desapareció como si ni siquiera lo hubiera escrito.
No podía creerlo, un escalofrío recorrió mi espalda, haciéndome temblar levemente. Parecía que a pesar de haberlo creado todo, no me había preocupado de mis propias habilidades, dejando algunas en un ligero letargo el cual estaba llegando a su fin, despertando una bestia que siempre he albergado según parecía.
No pensé en quedarme la noche tumbado.-Debemos continuar- Comente levantándome, aun dolorido mientras Cid me seguía. No era momento de parar y menos todavía cuando sabía que tras la pelea seguramente todos los caza recompensas vendrían a nosotros como los buitres a la carroña.
Por ahora Cid había conseguido ocultarnos bien, pero no se puede ocultar siempre, cada vez pueden buscar más concienzudamente.

viernes, 30 de octubre de 2009

Pagina 3

-Cid- Grité – Puedes empezar a pelear cuando quieras, he aumentado nuestra fuerza por encima del cuádruple-. Aquellos buitres que rondaban nuestras cabezas se levantaron todos de las sillas a intentar apresarme mientras Cid continuaba tranquilamente con su infusión hasta que uno le dio un puñetazo en la mano haciendo que esta se cayera. –Mierda, fallé-. Dijo en tono de frustración aquel desconocido que seguía a la masa mientras Cid apretaba bien fuerte el puño y le daba uno a quien había estropeado su bebida haciendo que saliera atravesando la pared, dejándonos a todos atónitos.
-Cid-. Murmuré sorprendido. –Acabas de mandar volando a ese tío-. Mientras los otros continuaban boquiabiertos, yo aproveche su despiste para continuar atacándoles al igual que mi compañero, luchando completamente con las manos y los pies. Hasta que, se escucharon pisadas gigantes que llegaban poco a poco hacia nuestra posición, el tipo al que estaba pegando escupió un par de dientes y rió un poco. –La habéis cagado, jeje-. Reía tontamente hasta que le mire algo furioso. –Quebrantahuesos se encargara de vosotros-. Rió y rió hasta que le pegue un puñetazo en la nariz, dejándole inconsciente. Los pasos se acercaron más y más hasta parar muy cerca de la taberna.
-Algo malo va a pasar, lo presiento.- Dijo Cid el escuchar como todo quedaba en silencio sin ni un sonido ni retumbo. Poco después de que cesase el estruendo, uno mucho mayor apareció al ver como una inmensa mole, destrozaba de un manotazo la entrada de la taberna, un gigantón de 5 o 6 metros.
-¿Nos tenemos que enfrentar a “ESO”?-. Cid estaba realmente sorprendido, parece que nunca había visto un gigante y menos de esa envergadura. El gigantón nos miraba viendo todo lleno de sus compañeros inconscientes. –Vosotros no durareis ni un minuto contra mí-.
Se le veía verdaderamente convencido de su fuerza pero antes de que yo muriera había oído un gran dicho: mientras más grandes son, más pesados caen.
Miré a Cid, viendo como este estaba sorprendido, por lo que le di un guantazo para que reaccionara – ¡Eh! ¡Que ha dolido!- Me grito mientras yo reía.
-Fíjate, ahí tenemos un verdadero adversario-. Cid se me quedo mirando. –Bueno si, pero no sabemos si podemos-. No termino de pronunciar la frase cuando yo me lance volando contra mi adversario golpeándole y haciendo que se moviera hacia atrás pues por mi tamaño era comparable a un mosquito para el, pero sin embargo le hacía bastante daño. Cid, se abalanzo y me ayudó a sacarlo de la taberna mientras el corpulento mostachudo se escondía detrás de la barra. Al ver como habíamos dejado su taberna por la pelea, saque una bolsa y le lance 10 stars de 11 puntas. –Quédese con el cambio-. Pronuncie volando hacía el llamado Quebrantahuesos.
Al llegar comprobé, que Cid se manejaba bastante bien contra nuestro contrincante. Pues, quien parecía peor parado era aquella mole.
-¡Yosuke!-. Grito Cid pidiéndome ayuda, pues a pesar de todo él no podía volar –Me vendría bien un poquito de ayuda ¿Sabes?-. Le costaba pelear contra Quebrantahuesos teniendo tales moretones producidos por el mismo rival.
Yo, al contrario me terminaba de tomar otra cerveza antes de ayudarle, puestos a pedir, me ayudaba a concentrarme después en la pelea.
-¿¡Tendrás cara?! ¡Yo me estoy matando contra este tipo y tu estás tan tranquilo tomándote la cerveza!- Se notaba su furia en aquellas dos frases, pero la verdad, yo había terminado ya la cerveza hasta la ultima gota, y en ese momento me mantuve flotando enfrente de aquella gran mole para burlarme de el, mientras Cid se apartaba por el cansancio.
-Te crees muy duro- Me dijo el gigantón con una sonrisa de oreja a oreja mientras se notaba sobresalir por su piel las venas de la frente. -¡Pero a mi no me vas a ganar!- Después de decir aquello lanzo una mano a mi cuello la cual pare con el puño, viendo aquel acto reflejo, mi musculoso rival lanzo su otra mano a hacer lo mismo, la cual pare esta vez con el dedo meñique de la otra mano.
-¿Qué te pasa?- Pregunté mofándome de él- ¿El gran Quebrantahuesos ha perdido su fuerza?- Aquel descerebrado me intento lanzar un cabezazo para lanzarme al suelo pero me moví como si de una voltereta se tratara y le dí con el talón en el cogote, tirándolo de cabeza al suelo.

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-¿Acaso crees que el estar en todas partes a la vez es por una insolación Cid?-. Mi voz se escuchaba por todas partes y Cid giraba la cara sin verme, intentando atacar al aire pero no le daba a nadie, entonces cayó al suelo con una cara de terror alejándose  un poco de donde desaparecí.
-E…..en serio eres.-. Aparecí delante de él, y le tendí mi mano para que se levantase.
-¿Por que te perseguían?-. Cid atrapó mi mano, levantándose costosamente por la impresión.
-Le debía 8 stars de 11 puntas-. Me sorprendí por lo que dijo. -Entonces, te buscaban por moroso-.
-Si, y ahora que saben que soy un caótico intentaran cazarme. Y, por cierto ¿Me dices tu nombre, Creador?- Me reí al escuchar lo que me dijo, la verdad es que así me solía llamar todos aquellos que me eran fieles cuando no visitaba ningún lugar, pero ahora, debía usar el nombre que comúnmente usaba en vida. -Soy…Yosuke, Yosuke Arakawa-.
Cid, se quedo dubitativo al descubrir lo que verdaderamente era.
- Si de verdad eres el Creador, deberías saber donde se encuentra. ¿No?-. No planeaba responder a su pregunta por ahora. Tenía planeado llegar al pueblo antes de partir, aunque me plantee, el tenerlo como seguidor y compañero de viaje.
En aquel momento, empezamos a andar por el camino dirigiéndonos directamente la taberna de aquel pueblucho de desertores y refugiados.
Parecía que lo que habíamos hecho corría como una mecha recién prendida, pues la gente nos miraba con algo de miedo.
Al llegar a la taberna, Cid y yo, nos sentamos en una mesa, mientras mi compañero aguardaba la respuesta con suma impaciencia. Decidí no aguardar más y pronunciar el nombre de quién mi creyente deseaba encontrar. -Ana, esta presa en uno de los castillos, gobernado por uno de los 13 guardias reales-. Pedí una cerveza nada más acabar de mencionar el lugar, Cid, al contrario, decidió pedir una infusión para relajarse un poco, pues el que yo supiera de ella para el era algo que podría hacerle bastante feliz, desde luego creería del todo en mi ahora.
Él tabernero asintió y empezó a buscar la jarra de cerveza y  la infusión mientras Cid y yo continuábamos dialogando. -Si quieres encontrarla, acompáñame, voy a eliminar a ese maldito carnicero-.
Cid se quedo pensativo, como creyendo saber a quien me refería. -¿Te refieres al gordo de antes?-. Le di un cogotazo, a modo de corrección, al poco se lo dije claramente -Me refiero al dictador. Ese bastardo que se hace pasar por mí y le ha puesto precio a vuestras cabezas-.
Refiriéndome a la raza de los caóticos mientras el tabernero nos traía lo deseado.
-Y bien amigos. ¿Qué les trae por aquí?-. Gire la cabeza para mirar al tabernero, observando que las miradas de los presentes en el lugar se nos clavaban como flechas ponzoñosas. -Información. A ser posible sobre un lugar en especial.-
Aquel corpulento señor, se rascó la barba un poco y miro a los lados intentando persuadir a las miradas indiscretas de que parasen su acto que tan nerviosos nos estaba dejando.
-¿Conoce el castillo Warui?-. La cara del corpulento tabernero se torno blanca con una mueca de horror mientras se alejaba poco a poco de nosotros.
Las miradas, antes apartadas de nosotros volvieron a posarse de nuevo para que un tipo me cogiera del hombro. -Sabemos que ambos sois caóticos, así que no os hagáis los listos. Nos pagaran bien por vuestras cabezas.-
Cada vez aquellos tipos que al parecer descubrimos eran caza recompensas, se levantaban de sus asientos y se crujían poco a poco los nudillos conforme se acercaba, di un sorbo a mi cerveza y cuando escuche como ese tipo al ver como le ignoraba me quería dar un puñetazo. Moví mi cabeza hacia un lado, provocando la caída del sujeto mientras yo, discretamente me mofaba de él con este acto. -Bastardo caótico.-
Se veía perfectamente en su frente la vena como si estuviera a punto de explotar y salpicar a todos los presentes con su sangre. -¡Te voy a despellejar!-.
Volví a invocar el libro y la pluma mientras esquivaba lentamente los puñetazos del caza recompensas que se batía en un duelo contra mí, mientras yo comenzaba a escribir en el libro.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Pagina 1

Capitulo 1: Cuidado con las infusiones
Día l5 de diciembre, año 1500.
Un día soleado se cernía sobre mí, me encontraba andando por el camino hasta el pueblo Safugor que significaba el pueblo de nuestro salvador en elfo.
Era un pueblo refugio para los que habían perdido todo en la guerra, así había acabado este mundo por culpa de su gobernador, lleno de guerras y miseria.
Escuché un grito de socorro que cada vez estaba más cerca, me di cuenta de que era un chico de más o menos la edad que tenia al llegar a estos mundos.
Estaba siendo perseguido por unos tipos con garrotes y espadas, quedándose detrás de mí para protegerse.
-E…extranjero, a......ayúdame.- Saque tranquilamente mi libro mientras que aquellos tipos de aspecto tan vil alcanzaban al poco nuestra posición, cuando llegaron se adelanto uno de aspecto de cerdo. Su piel brillaba por la grasa que tenia y estaba tan gordo que cada vez que andaba su cuerpo rebotaba haciendo sonido al chocar contra su barriga, llevaba además una cicatriz que recorría el principio de su cara y le llegaba hasta el labio superior pasando por la nariz.-Déjanos al chico y no te haremos daño-.
Sonreí mientras que sacaba una pluma y abría lentamente el libro depositando la pluma sobre una de las hojas en blanco de este.
-¿Quien dice que podréis hacerme daño?-. Escribí un poco cuando el tipo que tenia la espada corrió hacia mi enfurecido por mi acto de mofa. -¿Acaso eres tan necio que te burlas de 3 hombres armados tan solo con un libro y una pluma?-.
Al poco de terminar aquella frase, cayó al suelo soltando su espada justo delante de mí, dí una patada a la cuchilla haciendo que la espada subiera dando la vuelta y sujetándola por la empuñadura. Me prepare para el duelo.
El desconocido, que por lo visto al ver lo ocurrido perdió totalmente su miedo, se adelanto riéndose y mofándose de los sujetos que miraban temerosos lo que había sucedido.
Por debajo del que parecía ganar confianza contra aquellos seres despreciables a simple vista, una especie de campo negro broto por debajo de sus pies. Emergiendo de aquel campo una espada cuya hoja parecía tan afilada como para cortar no solo la carne sino también la propia tierra. Yo, sorprendido, miré al chico, pues para mi sorpresa los caóticos como él, seguían existiendo. -¿A por ellos?-. Pregunte a la vez que una sonrisa algo divertida se dibujaba en mi rostro al descubrir la naturaleza de mi compañero y sus poderes.
-A por ellos-. Respondió sonriendo de la misma manera que yo. Abalanzándonos inmediatamente contra nuestros rivales. Al poco de acabar, huyendo los viles humanos del camino hacia el pueblo mire al chico, el cual me pregunto sin presentarnos.
-¿Eres un caótico?-. Me apunto con su espada mientras que una mirada penetrante se cruzaba con mi mirada burlona. -¿Tú que crees?-. Reí haciendo desaparecer en la nada tanto el libro como la pluma que habían provocado la caída del espadachín.
-Entonces nos has sentenciado estúpido. ¿Acaso no sabes que estamos siendo cazados?- Pregunto preocupado, pues como bien supe desde un principio antes de venir a este lugar que los caóticos eran perseguidos por el gobernante de estas tierras.-
Mostré despreocupación en mi rostro y miré al chico entre risas. -No soy ningún caótico. Yo; soy aquel que ha creado este y tantos mundos, aquel que de la nada creó este universo y todo lo que existe en el-. El caótico se quedo desconcertado, mirándome como si yo fuese un loco.
-Tú has pillado una insolación ¿No?-. Me carcajee para al poco tiempo desaparecer y estar oculto a su vista.

lunes, 5 de octubre de 2009

La muerte puede no ser el final

Aquí empieza mi historia, soy Yosuke y, por si les interesa, estoy muerto.

Os contare como comenzó todo.

Poco después de mi decimosexto cumpleaños, justo poco después de recibir el regalo. Un libro de literatura fantastica. He de decir que me apasionaba ese género literario, pues llevaba leyendo libros así desde pequeño.

Ya por aquel entonces, estaba terminando la secundaria. Yo, como cada adolescente tenia mi grupo de amigos con los que solia salir los fines de semana para ir al cine.
Pero algo horrible ocurrió, un sábado justo después de las notas, a punto de ir a la cena de graduación. Me encontraba leyendo el libro que me regalaron en mi cumpleaños, quedaba poco para acabar este y, la tragedia sucedio mientras cruzaba la calle. Un coche me atropelló, mandandome por el impacto, tres metros hacia atrás.
Todo ocurrió demasiado deprisa, empezaba a notar como la muerte pasaba lentamente su cuchilla por mi cuerpo, segando mi alma para arrastrarla a algun lugar.
Mi cuerpo, sin embargo. Se encontraba en una camilla entrando en una sala de operaciones y, a partir de ahí, todo acabo para mi.
Desperté deshorientado, en una oscuridad tan profunda, que solo se escuchaban mis voces.

Todo había acabado para mi, habia fallecido, aunque, para mi sorpresa, no podia observar mi estado corporal, no podia ver nada.
Al cabo de un tiempo, con la locura apoderandose lentamente de mi mente por la soledad. Descubrí una especie de libro en blanco y, a su lado una pluma antigua. Comence a escribir, como si mi mano no fuera una parte más de mi, sino un ser independiente que actuaba por si solo.
Para mi sorpresa, todo lo que escribia en aquel libro sucedia, así, que decidí, aun estando medio loco crear mundos para convertirme en su Dios.
Actualmente, mi locura ha disminuido, los mundos creados prosperan y yo, me encuentro en mi propia mente, escribiendo todo lo que sucede en estos siempre que me apetece.
No se si alguna vez volveré a mi mundo, con mi familia, mis amigos, y mis libros, pero no todo es malo.

 Conocí a una chica, la cual ante mis ojos era la mas hermosa, me habia enamorado, pero su nombre, por ahora se quedara como un secreto.

Os dedico esto amigos mios que me habeis ayudado durante mi vida, pero ahora os tengo que dejar.

Yosuke, el escritor